martes, 19 de agosto de 2008

Mi voto no es positivo...


Una N y una Y...

Una N y una Y superpuestas bordaban el frente de su gorrita. Su cabeza giraba hacia la ventana y hacia la cara de sus compañeros de viaje. Su cuerpo inquieto jugueteaba con los otros dos chicos, entre los tres no sumarían treinta años. Sus gritos, de niños, llenaban el aire denso del vagón. Como mi Sebastián, pensó el vendedor de alicates cuando los vio sentados en el descanso inmediato a la puerta que comunica con el otro vagón. Verlos, le causó primero una espontánea sonrisa paternal. Luego su gesto se tornó azorado. Fue cuando vio que la manita de uno de ellos revolvía el fondo de una lata de poxirán, mientras el de la gorrita aspiraba y exhalaba por la boca una bolsita de polietileno. Los otros dos se peleaban por la lata como si lo hicieran por un chupetín apetitoso.

“Se van a estropear”, llegó a decirles el vendedor antes de seguir rumbo al otro pasillo. Sólo obtuvo una mirada de asombro por parte de los pibes.

Mientras tanto, a escasos cinco metros, una madre miraba disimuladamente la situación, mientras jugaba con su hijo de unos siete años en un asiento de dos. La situación la inquietaba, mientras miraba a su inquieto crío, regalándole una sonrisa fingida. Todo volvió a la normalidad cuando los tres chicos bajaron en la Estación Flores, dejando en el andén su niñez.

Era allá por octubre de 1999: las campañas políticas se agitaban, los candidatos se apasionaban frente a un público desapasionado. Los discursos se encendían. Renacían esperanzas adormecidas.

Una administración se iba, entre denuncias de corrupción y confirmaciones de plan económico. Esto sí que no se discute, se puede y se debe criticar el accionar de los funcionarios cuestionados pero, Señores El Plan no se toca. Se harán retoques, se humanizará , pero la convertibilidad es intocable. Es un patrimonio nacional.

Mi voto no es positivo...

Tengo 46 años, pasé gran parte de mi juventud entre sirenas y razzias, entre goles de Kempes y soberanías alcohólicas. Sí, me tocó la secundaria- la época más fogosa- en el Proceso, jugando a las escondidas entre botas; pero también recuerdo que antes de eso, cuando era chico (como los del tren) había un proyecto de país.

Recuerdo que la política era una pasión excitante. Se creía que se podían cambiar realidades, algunos creían que podían cambiar el mundo. Un mundo más justo, un mundo más solidario. La militancia política se ponía al servicio de los ideales, de las utopías. Los políticos populares competían, no por mostrar quien era el más obediente o el menos peligroso, sino el más revolucionario. Equivocado o no el militante sentía que era un orgullo ser parte de un proyecto para la nación. Ser político era un honor. El ideal era lo bello y no el dinero. El idealista era admirado y no considerado un imbécil como hoy día.

Pareció renacer la primavera, allá por 1983. Aires nuevos, desilusión, bronca. Felices Pascuas. ¿Y la democracia qué? Pragmatismo, desprecio, arrogancia, monopolios, políticos esponsoreados, corrupción, la ideología del noticiero, hiperinflación, convertibilidad y poxirán. Mucho poxirán...

Es sorprendente, hasta la risa, como algunos diputados y senadores se tratan de desentender de todo esto, más teniendo en cuenta la situación que vivimos por diciembre de 2001.

Pareciera que ellos hubieran estado en una colonia en Tahití mientras todo esto ocurría, disfrutando de la naturaleza y elucubrando políticas. Bueno, más de uno por ahí estaban...

Entonces, mis queridos compañeros de cadalso, es hora de decirles claramente que la política no es para ellos, ni para ninguno que no quiera cambiar la realidad de los tantos que se han quedado afuera de todo. Que se hagan hombres de negocio, que acepten sus reglas, pero que no engañen más: o responden a los intereses del pueblo o a los de la oligarquía.

Que la política sea para los cojonudos, los honestos y los idealistas. No para los traidores y los corruptos, funcionales a los intereses concentrados.

En alguna esquina, en un vagón o en alguna estación alguien lo necesita.

Fernando G. Triviño
Villa Luro, 19 de agosto de 2008
Argentina

LA RAZÓN NO DA DERECHOS...

Por Daniel Pardl


“La razón no da derechos...” Esto quiere decir que aunque uno sienta que tiene razón en tal o cual afirmación o hecho, el derecho debe demostrarlo o más precisamente ganárselo, y hoy por hoy, ese derecho parece debatirse en los medios de comunicación masivos, y m
ás cuando se tratan hechos políticos o de interés general.

“La razón no da derechos…” Pensémosla, analicémosla. Esa frase resume, a mi criterio, que hoy por hoy las batallas políticas se dirimen en el campo de la comunicación más allá de quien tenga razón en la cuestión de fondo.

Está aseveración quedó totalmente evidenciada en los últimos acontecimientos que mantuvieran en vilo a la Argentina.

El rol que desempeñaron los medios de comunicación masivos, fue determinante a la hora de crear una corriente de opinión que fuera volcándose a favor de la posición de los productores agropecuarios. Por supuesto, con la intencionalidad manifiesta de esos medios que, a pesar de decirse independientes, eran groseramente parciales a la hora de emitir opinión o de mostrar las imágenes.

Para muestra basta un botón: Durante el último acto que convocaron las entidades rurales, por un lado, y la convocada por el justicialismo, por el otro, se mostraba, en el realizado en Palermo una vista aérea, para vislumbrar una multitudinaria participación, mientras que cuando se emitían imágenes del acto de Congreso se lo hacía desde la plaza tomando imágenes individuales o a la pesca de algún lumpen o de un “servicio” que no tenga problemas en decir lo que se le ocurra frente a un micrófono, mientras lo ve la familia o sus compañeros de “inteligencia”.

Hubo un hecho notorio para los que seguimos el debate en el Congreso: cuando el legislador que argumentaba era favorable al campo, tenía micrófono e imagen abierta, mientras que cuando se argumentaba a favor de las retenciones aparecían opinólogos o comentaristas en “off” dejando simplemente la imagen de fondo del legislador sin poder escuchar el televidente el argumento.

Para rematar, la imagen digna de un melodrama del vicepresidente Cobos, que sabía que estaba en el centro de la mirada de millones de argentinos, y que luego fuera mostrada hasta el cansancio por los medios. Un hombre atormentado por tener que tomar una decisión, tironeado por un lado por sus convicciones de clase y por el otro por la responsabilidad que había asumido ante sus votantes, mostrándose a los dos días totalmente exultante y abrazado al toro presidencial.

El diario Clarín en su edición posterior a la votación en el Senado con títulos catástrofe afirmaba una crisis política en el seno del gobierno. En la edición matutina expresaba: “El campo ganó en la calle pero la ley saldría igual”. Los hechos y las decisiones tomadas por el ejecutivo demostraron la finalidad seguida por ese titulo, que no se dio tal cual ellos querían.

Pero no importa, los jueces mediáticos no pueden ser juzgados.

Comentario a parte merece la televisora estatal, que vaya a saber uno que papel jugaba, porque cuando se quería buscar información que, aunque no objetiva, no nos quisiera vender un buzón tan burdamente, se debía recurrir a los canales de cable “independientes”, porque el canal abierto del Estado estaba ausente. La gente en las calles, la pantalla de canal 7 en la NBA...

Que sirva de aprendizaje: La razón no ganó y la mayoría se vio afectada en sus derechos...

Lomas de Zamora, 2 de agosto de 2008

ESCALONES de Hermann Hesse

Escalones


Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,

así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;

a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud,

mas no les es dado durar eternamente.

Es menester que el corazón, a cada llamamiento,

esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,

esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,

a nuevas y distintas ataduras.

En el fondo de cada comienzo hay un hechizo

que nos protege y nos ayuda a vivir.


Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,

atravesar espacio tras espacio

sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;

el espíritu universal no quiere encadenarnos:

quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos

escalón tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad

en un morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:

sólo quien está pronto a partir y peregrinar

podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.


Aun la hora de la muerte acaso nos coloque

frente a nuevos espacios que debamos andar:

las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros...

¡Ea, pues, corazón arriba! ¡Despídete estás curado!

PARA REÍRSE UN POCO: FRASES DE WOODY....

Sus citas

1. No me da miedo morir, pero me gustaría no estar presente cuando ocurra.

2. El sexo únicamente es sucio si se hace bien.

3. Mis padres no solían pegarme; lo hicieron una sola vez. Empezaron en febrero de 1940 y terminaron en mayo del 43.

4. Hay dos tipos de personas: los buenos y los malos. Los buenos duermen bien, pero los malos parece que se lo pasan mejor cuando están despiertos.

5. La diferencia entre la muerte y el sexo es que la muerte es algo que puede hacer uno solo y sin que nadie se ría después de ti.

6. El dinero es mejor que la pobreza, aunque sólo sea por razones económicas.

7. Yo fui expulsado del colegio pro copiar en el examen de metafísica; miré en el alma del muchacho que se sentaba a mi lado.

8. Hoy soy una estrella. ¿Qué seré mañana?, ¿Un agujero negro?

9. Odio la realidad, aunque es el único lugar donde podemos conseguir un filete para cenar.

10. Cuando crecí, no me aceptaron en el ejército porque fui declarado inutilísimo y en caso de guerra sólo podría ser prisionero.

11. El sexo sin amor es una experiencia vacía; pero como experiencia vacía es una de las mejores.

12. Te quiero contar una historia tremenda acerca de la anticoncepción oral: le dije a esa chica si quería hacer el amor conmigo y me dijo que no.

13. En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.

14. No sólo de pan vive el hombre. De vez en cuando también necesita un trago.

15. La muerte de Freud, según Ernest Jones, fue el incidente que causó la ruptura definitiva entre Hemholtz y Freud, prueba de ello es que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la palabra.

16. La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.


17. Prefiero que me incineren a que me sepulten, y ambas cosas a un fin de semana con mi mujer.

18. Lo que más odio es que pidan perdón antes de pisarme.

19. En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones.

20. La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.

Las citas de sus personajes

1. Trabajo como psiquiatra. Actualmente estoy tratando a dos parejas de hermanos siameses que sufren de doble personalidad. Me pagan ocho personas. (Zelig)

2. Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran ganas de invadir Polonia (Misterioso asesinato en Manhattan)

3. Tu usas el sexo para expresar cualquier emoción menos amor (Maridos y mujeres)

4. La CIA no se la juega. Parte de sus hombres luchan con el presidente y otros luchan contra él (Bananas).

5. Acabo de conocer a un hombre maravilloso; es de ficción, pero no se puede tener todo (La rosa púrpura de El Cairo).

6. Nunca debes matar a un hombre; sobre todo si eso significa quitarle la vida (La última noche de Boris Grushenko)

7. La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la estatua de la Libertad (Delitos y faltas).

8. No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo (La última noche de Boris Grushenko).

9. Mi cerebro es mi segundo órgano favorito (El dormilón).

10. No te metas con la masturbación. Es hacer el amor con la persona que más quiero (Annie Hall).

11. Yo sufría de incontinencia cuando era pequeño, y como solía dormir con una manta eléctrica, estaba continuamente electrocutándome (Bananas).

12. Me divorcié de mi mujer porque me dejó por otra mujer (Manhattan).

13. Él era tan duro y romántico como la ciudad que amaba. Tras sus gafas de montura negra se agazapaba el vibrante poder sexual de un jaguar. Nueva York era su ciudad y siempre lo sería (Manhattan).

14. El sexo es lo más divertido que he hecho sin sonreír (Annie Hall).

15. Para ti soy ateo. Para Dios, soy la fiel oposición (Recuerdos)

16. El hombre consta de mente y cuerpo, pero el cuerpo es el único que se divierte (La última noche de Boris Grushenko).

17. En Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en televisión (Annie Hall).

18. Mi psicoanalista me advirtió que no saliera contigo, pero eras tan guapa que cambié de psicoanalista (Manhattan).

19. No creo en las relaciones extramatrimoniales. La gente debería aparearse para siempre, como las palomas o los católicos (Manhattan).

20. Yo no quiero casarme, sólo quiero divorciarme (La última noche de Boris Grushenko).