domingo, 10 de agosto de 2008

DIA DEL NIÑO



“En la medida en que el sufrimiento de los niños está permitido,
no existe amor verdadero en este mundo.”

Isadora Duncan


Un determinado domingo de agosto, ya no recuerdo cual: si el primero, el segundo o el tercero. Todo depende de la época en que haya plata en mano de la gente.

Ése es el día del niño, una especie de tornado en las zonas de las jugueterías. Algunos corazones infantiles latiendo ansiosos a la espera de sus regalos, otros lamentablemente más acostumbrados a los regalos y menos expectantes.

Tendrán suerte todos los que reciban amor de sus familias que, aunque con escasos recursos, les brinden el afecto y la atención que necesitan.

Pero hay chicos, muchos chicos para los cuales no existe el Día del Niño...

Es muy difícil hacernos los distraídos cuando vemos la situación de pibes que no tienen amparo, ni derecho a la infancia, y mucho menos a un juguete. La vemos en los cruces de calles, en las plazas, en las terminales, en los trenes. La realidad nos sigue adonde vayamos.

También es muy difícil asumir que este presente con excluidos lo construimos entre todos. Estará hoy en nosotros la decisión de qué tipo de sociedad queremos para mañana, no para dentro de diez años. Justamente, una comunidad con inclusión social también la construimos entre todos.

Empecemos, al menos, por resistirnos a aceptar que es algo que no se puede cambiar. Sí, es difícil, pero en la dificultad se forjan los grandes hombres, las grandes mujeres.

Empecemos con nuestros hijos, con nuestro ejemplo, tratando de no perder ni hacerlos perder la capacidad de asombro, de creación, de disfrute. No les ocultemos la realidad si no, ésta aflora por donde uno menos la espera. No los hagamos ignorantes de ella, tal vez sembremos semillas del cambio que nosotros aún no pudimos hacer.

Defendámoslos de la propuesta de consumo compulsivo, de la cultura de lo pasajero. Ningún hombre podrá ser pleno si no aprende de niño a disfrutar de las cosas simples y de los momentos, priorizando el presente sobre la ansiedad de un mañana publicitario.

Que vuelva el nostálgico recuerdo de la infancia, cuando esperábamos con sana ansiedad nuestros regalos por el día del niño o por las fiestas. Que esta posibilidad que tenemos hoy de brindarle algo similar a nuestros hijos, nos sirva para reflexionar serenamente sobre la obligación con todos los niños para que puedan crecer con felicidad, con contención, en una comunidad que se comprometa y quiera realizarse como tal.

No nos olvidemos de abrazar a nuestros hijos todas las veces que podamos.

Fernando Triviño
Villa Luro, 10 de agosto de 2008
Argentina


“El país que olvida a sus niños renuncia a su porvenir”...

Evita