miércoles, 11 de junio de 2008

LA PATRIA NO CONSTITUÍDA


Todos los días cuando llego de mi trabajo y después de tomar unos mates y descansar, salimos a caminar con mi nietito de un año y medio, ayer no fue la excepción.

Mientras lo veía correr por la irregulares veredas de la Av. Monteverde y detenerse de pronto a observar una flor o un perro que ladra desesperado detrás de una reja, reflexionaba acerca de este absurdo país que le estamos dejando, producto de una absurda sociedad. Porque la verdad que somos una sociedad absurda. Entonces la pregunta surge naturalmente ¿somos una sociedad?

Sociedad proviene del latín societat y significa la unión de dos o más personas para el logro de objetivos comunes aportando cada uno una parte.

Los argentinos si tenemos una habilidad que nos caracteriza, es la de no saber aprovechar los momentos históricos favorables que se nos suelen presentar.

Somos así desde nuestro mismo nacimiento como nación. En ese momento histórico nos dividimos en saavedristas y morenistas. ¡que boludos! ¿Acaso ambos no eran necesarios para la revolución? Unos tenían las ideas y otros los fierros. Unos aportaban un proyecto de país y otros las armas necesarias para defender ese proyecto del enemigo externo. Pero no. No lo supimos entender, y nos terminamos peleando entre nosotros, entonces Saavedra muere olvidado, al igual que Moreno lo hace camino al “exilio”.

Luego nos dividimos en unitarios y federales, donde algunos unitarios se vuelven federales y algunos federales se vuelven unitarios. Jamás pensar en trabajar unidos para el beneficio común y el engrandecimiento de la Patria. Hacemos alianzas con los enemigos externos para derrocar al enemigo interno. ¿Cuál es el verdadero enemigo?

Así unidos juramos una Constitución basadas en pactos preexistentes. Constitución, de constituidos, de unidos. Jamás respetamos los pactos preexistentes. Unos van por un lado y otros hacia otro, jamás unificados tras los mismos objetivos. Intereses distintos tal vez. Entonces ¿somos o no somos argentinos? Absurda “sociedad” la nuestra, en lugar de caminar todos juntos hacia el mismo objetivo tiramos de bueyes distintos.

La historia continua de la misma manera, aparece un Yrigoyen, un Perón y no lo sabemos comprender, nos dividimos en personalistas y antipersonalistas, en peronistas y antiperonistas, ¡sociedad de mierda la nuestra! Hasta nos damos el lujo de bombardear Buenos Aires por segunda vez. No nos olvidemos que la primera vez fueron los ingleses. Así, de esa manera, llegamos a un momento de nuestra historia, donde dábamos vuelta la cara, mientras a nuestro lado iban desapareciendo vecinos, conocidos, en fin seres humanos comunes y corrientes. “Algo habrán hecho”...

Y llegamos hasta nuestros días, sin lograr habernos constituido ni como sociedad, ni como nación. Sino, no estaríamos derramando leche mientras hay niños desnutridos; no estaríamos discutiendo si hay que repartir o no la riqueza, mientras en el seno de esta sociedad un anciano se muere de frío en Burzaco porque no tiene donde cobijarse. ¡Sociedad de mierda la nuestra!

Mientras yo reflexiono sobre esta absurda sociedad nuestra, mi nieto juega y corretea por la plaza, ajeno a toda especulación maliciosa de los “adultos”. Como el frío comienza a hacerse sentir, lo tomo de la mano y comenzamos a caminar de regreso. Se me suelta y en su idioma me hace entender que lo espere, corre hacia un arbusto, y algo le dice a la planta, como si le estuviera pidiendo perdón por lo que iba a hacer. Corta una ramita y la deposita a los pies de la imagen de la Virgen María que se encuentra en la plaza, arrojándole un beso y despidiéndose con su manita.

David Ramela
Burzaco, 9 de junio de 2008
Argentina

1 comentario:

jmslayer dijo...

¡Muy atinadas reflexiones! Y muy interesante texto.